Rescatado de lugares insospechados he recuperado un correo de un compañero que nos ofrece documentada una de la costumbres más curiosas (que no antiguas) de nuestro bien amado campamento: la venta nocturna de submarinos. Evidentemente, y en honor a la verdad, está es una de las últimas versiones realizadas. Podría explicar en qué consiste pero prefiero ceder la palabra a sus creadores y/o autores para que sean ellos, en los comentarios de este post, los que nos ilustren a todos.
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